martes, 9 de febrero de 2010

33º 26` Sur, 70º 39` Oeste

No es Egipto, pero hay ruinas y muchas momias. Parece ser que las momias han resucitado, y quieren copar La Moneda. Las telas les cuelgan del rostro, y se desesperan por quitárselas, ya se sienten impunes. Ha culminado una etapa y parece que nunca hubiera existido, los momios quieren retroceder 35 años de historia, y despegarse de una Latinoamérica con mayúscula, que avizoraba algunos haces de luz después de tantos siglos de obscuridad política.

Nada está terminado, y siempre hay mucho por hacer, pero cómo no sorprenderse al ver que resucitan muertos que no han recibido balas, muertos que nunca nacieron, muertos sin corazón y con la sangre negra, espesa como el petróleo crudo. Cuánto resentimiento cargan esas telas amarronadas, que se han escondido durante tanto tiempo para juntar fuerzas y atropellar la dignidad, nuevamente, para sepultar la cultura, para escupir la libertad.

Hoy, Latinoamérica está de luto. No sólo por el tropiezo de la concertación, sino también porque momios sin alma transitan por La Moneda, y al mismo tiempo, almas sin cuerpo permanecen impacientes exigiendo Justicia, e invencibles reclaman, ya con la voz ronca de tanto gritar, reencontrarse con su carne militante, aquella que no envejece, aquella que sostiene, hoy más que nunca, que como dijo el Che: "la juventud es un estado de ánimo".

Algún día el odio será encerrado en las pirámides, con sus propietarios. Quizá en los Andes.

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