domingo, 22 de noviembre de 2009

Angustia

El silencio me da miedo. Lo descubrí este año. No es miedo, es pánico… más bien angustia. Creo que pocas veces antes había experimentado angustia, como que todo se va al carajo y me está por tragar la tierra, como si se viniera el cielo abajo, casi como vértigo, pero muy adentro, en el estómago. No es la soledad, o la oscuridad lo que me genera esa fobia. Puedo estar a plena luz del día, al mediodía en la terraza de un edificio, en el techo de mi casa, o en medio del campo, a kilómetros del poblado más cercano; pero si no hay palabras, si hay un instante demasiado largo en el tiempo que se suspende sin sonidos cercanos, sin el sonido de los pájaros o por lo menos el viento, me siento sumergido en un terrible pavor que me arrastra a la penumbra mientras mi cuerpo sigue ahí parado, en medio del verde pacífico y tranquilo.

Quizás es eso lo que me aterroriza, la paz. Por ahí estoy muy acostumbrado al caos de Buenos Aires, a la familia en la casa, a los pájaros dando vueltas, a los gritos de las vecinas, a los autos pasando. Y es que no estuve muchas veces en silencio, o sin inventarme algo para hacer, por más mínimo o estúpido que fuera. En silencio sobre todo, porque saber que hay alguien haciendo ruido me devuelve un poco a la realidad, pero si todos se acuestan a dormir y yo sigo ahí, pensando, me vuelve a tragar mi propio estómago, y se me comprime el pecho. Por ahí me da miedo pensar, porque cada vez que pienso asumo cosas y me preparo para enfrentar otras, crezco, avanzo, y quizá prefiero permanecer en ese letargo que no está bien ni mal, que es el presente, y que quiero detener. Quizá me da miedo el futuro, y el estar haciendo algo me permite olvidarme que el tiempo está pasando, segundo a segundo, hora a hora, semana a semana, año a año.

Creo que por eso escribir me es tan placentero, por más que escriba pura mierda. No me doy cuenta que está pasando el tiempo, no advierto el devenir del mañana; pero desarrollo el mismo procedimiento que si pensara, y revuelvo en lo más íntimo, aunque a veces no encuentre las palabras exactas para decirlo, o no me anime a escribirlas. Por ahí es como no hacer nada, porque escribir puede cambiar el mundo, pero que yo escriba no cambia nada. Por ahí me da miedo que los demás vean que no hice nada, o que no estoy haciendo nada, o me da miedo no hacer nada, quedarme quieto, estable, reflexionando. Quizá escribir es una excusa para no hacer nada y poder pensar tranquilo, teniendo algo para decir “no, mirá, estaba escribiendo” o para decírmelo a mí. Si lo pienso un poco creo que es eso, de repente estoy convencido de que me da miedo no hacer nada, porque siempre planifico, intento hacer algo para no estar quieto, aunque después me ganen las circunstancias y habiendo pensado cinco cosas para hacer, me vea impedido de iniciar ninguna y me quede ahí, pensando lo que debiera haber hecho, e inventándome algo para hacer después.

Debe ser eso lo que me permite reaccionar a la noche. A veces creo que sólo me funciona la cabeza de noche, a partir de la medianoche; que necesito que la oscuridad me aplaste para poder pensar y hacer. Y justo cuando me acuesto me viene todo a la cabeza y me anoto en papelitos que pierdo y que después no leo y termino tirando, todo lo que tengo que hacer al día siguiente, cosas que por lo general acabo de realizar recién a fin de año, o quizás que no haré nunca, que todavía no hice. Y en ese momento cuando lo anoto maldigo, porque en parte sé que no lo voy a hacer nunca, y porque la noche, Buenos Aires, o la puta Tierra me impiden hacer esas cosas en ese momento, cuando realmente tengo las ideas, las ganas y los métodos para realizarlas, pero carezco de infraestructura, de decisión y de voluntad física.

3 comentarios:

Darío dijo...

Me gustaron algunas de las ideas que desarrollaste. Sin embargo me quedo con esa idea de separar alma y cuerpo; "mientras mi cuerpo sigue ahí parado...". Y un comentario: escribir es una forma de relacionarse con la realidad, con las cosas que a uno le pasan. De enfrentarse con ella o simplemente esconderse. Como lo es sacar fotos y vivir (o simplemente retratar) la realidad detrás de una cámara. Cada uno decide cómo. Mejor no quedarse siempre con una sóla cosa e ir probando, sobre todo ahora. Cualquiera. Deliré. Saludos.

Un mapache dijo...

eee luquiii tanto tiempo
llegué desde el blog de facu y lei casi todas las entradas que hiciste. varios me sacaron una sonrisa jaja
sobre esta entrada a mi al contrario, disfruto mucho el silencio, la soledad.. no se es una de las cosas que me di cuenta levantandome a las 5/6 am para ir al cole/facultad.. igual creo que la sensación es parecida a la tuya porque me genera adrenalina
eso nomás.(punto)

Pamela dijo...

Ey! pero por supuesto que recuerdo tu propuesta! Pero veo que hace mucho no escribis, o quizás escribis a escondidas... pero estaría bueno hacer algo en conjunto.

Hablamos pronto,
mandame un mail y vemos.