domingo, 14 de octubre de 2012

Y sin embargo...


Pero tras tanta pena, tanta miseria, tanto castigo y turbulencia para aquellos que no han elegido pisotear, renacen ciertos sonidos, nervios tensados como cuerdas de un violín, o de una guitarra. Y todo eso se lo debemos a muy pocos tipos (dentro de tanta inmensidad de carne), que en su mayor parte padecieron la desgracia, y que la transformaron en eso tan único sobre esta tierra y en toda la inmensidad del cielo infinito.


(16/03/11 - 00.19hs)

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