lunes, 29 de octubre de 2012

Lágrimas negras

Es fácil encontrarse sólo bajo el crepúsculo cálido de la primavera tardía, con el cuerpo tieso en la quietud, con el espíritu inquieto en el dolor del corazón y el alma. Es fácil caer, en esas circunstancias, en la aseveración de que "no hay nada peor" algo. No me importa. No hay nada peor que llorar sólo, en una noche templada, por el dolor profundo de la pérdida. No tener una razón para quejarse del clima, no tener dónde refugiarse en una preocupación distinta, esquivar las demás, las que parecen más serias ante la banalidad, las que tienen que ver con las obligaciones inmediatas, pero tener una buena razón para sentir el alma desgarrada por la angustia, y sólo contar con la compañía de la soledad para confirmarlo, es sencillamente un suplicio.

Querer gritar esas sensaciones sumido en el desconsuelo, y no tener voz ni palabras para hacerlo, es aún peor.


1 comentario:

darío dijo...

Lo que sea que haya sido, un fuerte abrazo, nada más. Y a seguir andando.

Así de sencillo y difícil.